El "milagro" de Cupilco

En México, la devoción a la Virgen ha "formado" una comunidad.

Los ancianos de Ayapa la trajeron después de un interminable peregrinaje, y aquí se quedó. Porque éste es su pueblo...

 No se puede traducir las últimas palabras de don Adelaido Pérez Rodríguez como su villa (NT: en italiano pueblo se traduce como villa). Para este indígena de 76 años pueblo significa una comunidad en la cual los miembros están ligados por profundos vínculos de solidaridad. Y Adelaido no tiene dudas: Cupilco es, por definición, el pueblo de la Virgen de la Asunción, la Chuncha como la llaman ellos.

 

La estatua de la Virgen llego a Cupilco hace aproximadamente 4 siglos a transformar un apartado territorio de Tabasco, en el sur de México, en un grupo estructurado y cohesivo; tan bien que han ideado, mucho antes de que se crearan los servicios sociales, un sistema de estado benefactor autocontrolado.

Los visitantes se quedan admirados por un detalle: en el pueblo no existe la emigración. Una excepción aparentemente inexplicable en una región donde el fenómeno tiene una tasa del treinta por ciento. La razón está justo en este particular «estado benefactor mariano». Cada 15 días las familias más acomodadas le cambian el vestido a la Virgen, que se viste a como dicta la tradición española, y en este mismo periodo se ocupan de los más pobres de la comunidad. De este modo no se ven obligados a partir. Relatos como estos están ahora custodiados en el nuevo Museo Comunitario de Cupilco abierto discretamente en junio y hoy funcionando de manera efectiva.

Se trata de un experimento, en cierto modo, inédito: La estructura rescata la memoria histórica del pueblo a través de la narración de los tipos de devoción que se le muestra a la Virgen de la Asunción. Coronada «Reina de Tabasco» por el Papa Juan Pablo II el 11 de mayo de 1990.

En sus dos plantas, contiguas a la Parroquia, se pueden encontrar escapularios, manufacturas, imágenes, vestidos de la Virgen, y también una colección de relatos orales. Todo gira alrededor del culto a la Virgen, el cual representa --desde que fue encontrada por un grupo de humildes pescadores en la playa de Tupilco en 1638-- la estructura ósea identitaria de la comunidad, el eje en el cual gira Cupilco.

 

Fue por esto que la gente le pidió al párroco de Nuestra Señora de la Asunción, el Pbro. Enrico Lazzaroni nacido en Brescia, de ayudarlos a conservar y transmitir su historia. Un camino intenso «Cupilco es un lugar de fronteras por antonomasia. Fronteras entre universos indígenas: es el único fragmento del imperio azteca poblado por indios náhuatl, en una zona maya. Fronteras entre el mundo nativo y europeos: aquí desembarcó Hernán Cortés. Frontera entre liberalismo ultralaico y catolicismo: aquí en los años treinta el gobernador Tomás Garrido llevó a cabo una lucha feroz e inútil contra los símbolos religiosos», explica Massimo De Giuseppe, Doctor en Historia de IULM, que --junto a la Escuela Nacional de Antropología e Historia y a la arquidiócesis de Milán-- están entre los promotores de la iniciativa. Cupilco ha vivido cada momento histórico «en primera fila».

Sin embargo, los testimonios han sido considerablemente excluidos de los documentos oficiales, y han quedado sepultados en la memoria colectiva. De aquí la idea de un museo. Una historia narrada desde lo bajo, y desde una perspectiva original: La devoción a la Virgen como elemento unificador de la vida comunitaria, como punto central humano y espiritual.


Texto original: Lucia Capuzzi.

Traducción al español: Fredy de la Cruz López